Somos seres de hábitos y, al igual que como lo es comer y dormir, usar Facebook también se ha vuelto en una de nuestras costumbres diarias – al menos para la mayoría de las personas. Esto es un hecho que ha sido estudiado por la psicología, llegando a la conclusión de que esta plataforma social está diseñada para que su uso se transforme inevitablemente en una rutina, tanto por nuestra curiosidad evolutivamente natural por saber qué ocurre con la vida de “la competencia” (nuestros contactos), como por algunos rasgos de personalidad que son comunes a los usuarios más atraídos a este sitio.
Sin embargo, el factor más importante que fideliza tan radicalmente a las personas a esta red son las recompensas que obtienen desde su uso. A estos clientes Facebook se les hace irresistible escalar un estatus social elevado en base al contenido que hay en sus muros y perfiles, cuyo parámetro de evaluación es la comparación con otros perfiles y la aprobación o rechazo de sus publicaciones a través de likes y comentarios de los otros usuarios.
¿Es esta sed por una reputación algo positivo o negativo? Al menos para los anunciantes de Facebook, esto es algo más que bueno. Sin embargo, ¿cómo aplicarlo para mejorar nuestros avisos para hacerlos más atractivos y eficaces para un público objetivo Facebook?
Precisamente, aprovechándose de la tendencia de los usuarios a buscar principalmente, la tan deseada validación del medio.
La mayoría de los grandes anunciantes de Facebook ofrece sus productos enfocándose, más allá de las características mismas de lo vendido, en que la propaganda ofrezca algo valioso que alimente un status: ¿cómo son los modelos de perfumes y de Iphones? ¿Cómo es el entorno de los comerciales de productos de belleza? ¿Qué ambientación se ve en las fotografías que vemos en anuncios ofreciendo una costosa marca de zapatillas o un producto para bajar de peso?
Más que el producto, lo que vemos son rasgos propios de un atractivo estilo de vida al que la mayoría del público objetivo Facebook aspira a tener, ya sea consciente o inconscientemente, porque tenemos la falsa ilusión de que eso será lo que nos entregará validación social. Caer en ello, aun cuando estamos al tanto de que lo ofrecido no nos hará socialmente más relevantes, es en sí también una forma de hábito que, ya sea positivo o no, logra hacer funcionar gran parte de la industria comercial.
Las emociones que el anuncio genere serán la clave y herramienta que nos permitirá predecir y manejar esa respuesta emocional de los usuarios en Facebook, con un anuncio diseñado para ese objetivo.
Hay 4 formas de llevar esta conclusión a la práctica, todas ellas basadas en el manejo de los tipos de emociones, de acuerdo a lo que piensas ofertar para convencer a tu audiencia objetiva:
1. Usando el miedo
Las respuestas físicas más automáticas que experimenta el ser humano son negativas, siendo el miedo una de las más poderosas. Un anuncio alarmista, que implique aunque sea pasivamente una potencial situación negativa y que ofrezca al mismo tiempo una solución, puede llegar a ser una táctica muy efectiva, en especial si se acompaña de una buena imagen visual que cause el suficiente impacto.
2. Despertando la rabia
En especial cuando se hace uso de problemáticas sociales como el maltrato animal, el cambio climático, la discriminación, etc., los anuncios adquieren un componente que instiga debate o que generan una respuesta emocional. Es bastante posible que tal respuesta sea todo un desafío poder manejarla, pero esta estrategia puede llegar a motivar a algunos potenciales clientes Facebook a interesarse por la idea detrás de lo discutido, sobre todo cuando se trata de propaganda destinada a hacer llamados a la acción.
3. Persuadir con la ternura
También las emociones positivas desencadenan interés, de hecho, éstas tienen la capacidad de atrapar clientes a través de vínculos afectivos que pueden resultar muy fuertes, sobretodo mostrando a un héroe o un personaje cercano con el que identificarse.
4. La más importante de todas: la envidia
Quizás la emoción más eficaz en publicidad es la envidia, ya que se relaciona directamente con lo que mencionábamos al principio, el motivo más relevante por el que los usuarios en Facebook lo utilizan de manera tan adictiva: el deseo de un estatus alto. Exponer un anuncio con componentes a los que la audiencia pueda aspirar, hace que se identifiquen a sí mismos como el objeto mismo presentado y que vean la posibilidad de que sus propias vidas puedan ser mejores de lo que en realidad son.
Como puedes ver, usar asertivamente la psicología puede ser una de las más efectivas formas de mostrar tus productos a un público objetivo Facebook, no importa si es grande o pequeña. Si quieres indagar más sobre este tema, revisa este artículo publicado por WordsStream.
